Podrán caernos encima las hojas de todos los árboles. Nos mantendremos de pie sobre una alfombra crujiente, con las ramas hasta las rodillas y enredadas en nuestros cabellos. Siempre de pie y de la mano, mirándonos.
Jamás me cansaré de mirar tus ojos amarillos, infinitos como la arena. Se colará entre nuestras ropas el viento, volando las hojas vendrán a golpearnos la cara, rasguñarán mis mejillas, pero apoyando nuestros cuerpos seremos fortaleza, el viento se irá y quedaremos nosotros. Si me transmites tu calor con miradas sobreviviré eternamente, el miedo frío nunca me congelará y ensayaré mi seguridad en tu frente.
P.L.A.
06/02/2007
marzo 20, 2007 en 2:09 am
te quiero
puedes poner el nombre si quieres
marzo 20, 2007 en 11:29 pm
Nono, así se ve más chido. Y ya tiene incluido el enlace a tu blog